¿No te pasa que, a veces, vas a una tienda y lo ves todo desordenado?, ¿no te da un poco de pereza tener que buscar la talla que necesitas entre un montón de ropa…? Pues yo esto lo extrapolo a los textos que te puedes encontrar por ahí.
Si entras, por ejemplo, en una página web (tienda) y encuentras faltas de ortografía (camisetas, pantalones amontonados…) y párrafos desestructurados (pares de zapatos con tallas que no casan), ¿no te daría pereza acabar de leer el texto? A veces pienso: «¿Tendrán el mismo cuidado con el producto que están vendiendo en esa página en cuestión?», «¿Estará el producto igual de descuidado que el texto?», por eso, creo que es importante cuidar la imagen desde 0; lo que escribes y cómo lo escribes va unido a lo que estás intentando vender, o al menos esa es mi opinión.
Está bien no saber cómo se escribe algo, nadie es menos por no saberlo, pero, en el caso de que no seas un experto y no sepas cómo conseguir ese texto sin faltas y bien estructurado, estás de suerte, porque hay solución: las personas que nos dedicamos a ello. ¿Por qué no contratar a alguien que lo sepa llevar a cabo y asegurarte de que el texto (y aquí hablo tanto de traducción como corrección) quede en condiciones? Con esta forma se llega al público de una manera más clara y directa.